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Nuestras Obras favoritas del Museo de Bellas Artes

766px Francisco Zurbaran 1598 1664 La Virgen De Las Cuevas 1655 Sevilla Bellas Artes 22 03 2011 12 14 30431px Portrait Of Gustavo Adolfo Becquer By His Brother Valeriano 1862Cigarreras

Se dice que el arte representa la vida real… que el arte es también el espejo para conocer el pasado.
Hay muchas cosas que han pasado en nuestra historia y que los diferentes artistas han querido registrar en sus obras. Por ejemplo la leyenda de como la Giralda sobrevivió a uno de los terremotos sufridos en Sevilla protegida por las santas Justa y Rufina, o cómo era la situación tan especial que sufrían las mujeres cigarreras que trabajaban en la Real Fábrica de Tabacos…
En nuestro Museo de Bellas Artes de Sevilla hay multitud de obras para ver, descubrir, vivir e interpretar, por ello aquí os traemos una lista de nuestras obras favoritas.

1. Manuel García y Rodríguez (1863-1925): Jardines del Alcázar de Sevilla, 1921

Manuel García y Rodríguez fue un pintor que nació en Sevilla en 1863. Empezó a pintar formándose en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla con otros jóvenes artistas sevillanos. En esta obra nos muestra los jardines del Alcázar de Sevilla. Es un verdadera maravilla pues casi puedes imaginar que estás allí mismo y oler sus flores y aguas. La mayoría de las obras de Manuel García y Rodríguez son interpretaciones de Sevilla y el paisaje de la provincia, tanto urbano como rural. En algunas de sus obras podemos apreciar el Río Guadalquivir. El estilo que utilizó es llamado orientalismo y como su nombre indica, se basa en las influencias orientales (de las que hay tantas en Andalucía).

2. Francisco Zurbarán (1598-1664): La Virgen de las Cuevas, 1655

Zurbarán era gran amigo de Velázquez y estaba especializado en pintura religiosa con una clara influencia de Caravaggio, pués su estilo fue evolucionando hacía el de los maestros italianos.
Representa una iconografía de origen medieval con frailes protegidos por la virgen. Cada elemento de esta obra tiene algo especial y aunque es una obra simple, tiene también muchos detalles muy bien trabajados como el drapeado, las sombras y juegos de luces o las caras.

3. Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682): Inmaculada Concepción, la Niña, 1668-1669

Bartolomé Esteban Murillo fue un pintor del naturalismo pero que se convirtió al estilo barroco. La mayoría de sus obras son de tema religioso, como este cuadro presenta una figura de la Virgen Inmaculada, en la que podemos decir que Murillo se especializó, pues el pintor recreó esta obra varias veces con otras mujeres y niñas de diferentes edades. La manera de pintar de Murillo se caracteriza por ser elegante y graciosa, siendo además uno de los mejores ejemplos del arte Rococó. De nuevo podemos apreciar detalles como el drapeado de la ropa, los angelitos, la expresión de la cara de la niña, las nubes…

4. Gonzalo Bilbao (1860-1938): Las Cigarreras, 1915

Gonzalo Bilbao fue un pintor costumbrista. El costumbrismo andaluz es el conjunto de manifestaciones artísticas que reflejan las costumbres típicas de la Andalucía de la época como podemos ver en esta obra, que nos enseña como las mujeres cigarreras trabajaban en la Fábrica de Tabacos de Sevilla. Vemos a varias mujeres (morenas, ataviadas con los mantones y ropas típicas) que están trabajando haciendo cigarros y puros y una mujer amamantando a su hijo, una escena idealizada y afable aunque con su parte realista ya que el pintor quería mostrar la realidad de las mujeres trabajadores sevillanas.

431px Portrait Of Gustavo Adolfo Becquer By His Brother Valeriano 1862

5. Pedro Millán (final del siglo XV): Llanto por Cristo Muerto, 1490

Esta obra e una joya escultórica. Presenta una composición de personas llorando por la muerte de Cristo. Siendo tradición en la época la iconografía de mostrar a la Virgen desmayándose a la vista de su hijo muerto. Aunque como sabéis hay muchísimas variedades de interpretaciones con el tema de La Pietà (piedad). Siempre representando a la Virgen y Jesucristo.

6. Francisco Zurbarán (1598-1664): San Gregorio Magno, siglo XVII)

Esta obra es otra de Zurbarán, también religiosa como nos acostumbra el artista. Este cuadro es uno de los que forman parte de la serie de los cuatro padres de la iglesia. San Gregorio es conocido como el magno (o el grande) por los importantes hechos que protagonizó, papa de la Iglesia Católica en el siglo VI. Lo conocemos también por dar nombre al cante gregoriano.

7. Valeriano Domínguez Bécquer (1836-1870): Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer, 1862

Este cuadro seguro que nos suena gracias a los libros de texto del instituto, pues es con este cuadro pintado por su hermano con el que se nos suele representar a Gustavo Adolfo Bécquer, uno de los grandes poetas románticos sevillanos del siglo XIX. Una parte esencial de la literatura española con sus Rimas y Leyendas. Este cuadro como decimos fue pintado por su hermano Valeriano. Una curiosidad es que aparecía en los antiguos billetes de 100 pesetas desde 1965 a 1970. Tiene también una escultura en el parque María Luisa.

8. Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682): Santas Justa y Rufina, 1665-1666

Este cuadro es también de Bartolomé E. Murillo y también religioso. Las dos populares santas sujetan o portan entre ellas la Giralda, como casi siempre que las vemos representadas, y esto se debe a la famosa leyenda que nos cuenta como las santas Justa y Rufina protegieron la torre y la Catedral durante un terremoto en 1504 (en algunas versiones dicen que es el 1755), y según estas historias no se derrumbaron porque estaban protegidas por las santas.
Justa y Rufina fueron dos hermanas sevillanas que vivieron en la Híspalis del siglo III, se dedicaban a la alfarería (también representada en el cuadro) y son veneradas como santas por los martirios sufridos por defender su calidad de cristianas ante Diogeniano, quien las torturó hasta matarlas (también vemos las palmas que portan, símbolo del martirio sufrido).

Cigarreras

Nuestras Obras favoritas del Museo de Bellas Artes

Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.

Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.