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Leyendas de Santa Cruz: ¿Dónde está Murillo?

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En un post anterior ya os hablamos de la vida de este famoso e ilustre pintor sevillano del S. XVII. Hoy, os queremos contar qué es lo que sucedió tras su muerte y el misterio de la ubicación de sus restos.

Pintando una de sus obras para una iglesia de la Provincia de Cádiz, Bartolomé Esteban Murillo sufrió una caída muy grave que le provocó una hernia. El artista no se cuidó y finalmente la lesión le mató. Aunque este hecho no se ha podido probar.

Pues, siguiendo los deseos del artista, sus restos reposaron durante un largo tiempo en la cripta de la Iglesia de Santa Cruz, ubicada en la actual Plaza de Santa Cruz en el antiguo barrio judío que recibe el mismo nombre.

Previamente, antes de ser una iglesia católica, en el mismo emplazamiento se encontraba una sinagoga. En 1391, el templo judío sería convertido en la Iglesia de Santa Cruz, y en ella se enterraría Murillo.

Entonces, ¿Qué sucedió?

En 1807 Francia y España firman el ‘Tratado de Fontainebleau’. Con él, se autoriza a las tropas francesas a pasar por el país para llegar a Portugal, con quienes planeaban entrar en guerra. Sin embargo, no siguieron la idea inicial, e invadieron España. El rey Carlos IV y Fernando VII se ven obligados a abdicar y ceder la corona a Napoleón Bonaparte, siendo él quien nombra a su hermano José Bonaparte, rey José I de España.

Durante la ocupación francesa, en Sevilla se realizaron muchas reformas urbanísticas, ya que los franceses apreciaron que la estructura de la ciudad era demasiado estrecha y cerrada.

Comienzan a derribar edificios, a crear plazas y avenidas. Un ejemplo es el de la Plaza de la Encarnación, donde posteriormente a la expulsión de los franceses, se ubicaría el mercado. Éste mercado sigue existiendo debajo del mirador Metropol Parasol.

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Esto mismo sucedió con la Iglesia de Santa Cruz, los franceses la derriban y crean la Plaza de Santa Cruz. ¿Qué pasa? Que los restos de Murillo y otros que se encontraban enterrados en la cripta de la iglesia no se sacan antes de su demolición.

En varias ocasiones se han intentado localizar sus restos, ubicados en algún lugar de la plaza. Pero, al encontrarse ésta en el casco antiguo de la ciudad, zona bastante protegida por ser patrimonio histórico, esto dificulta las posibilidades de búsqueda ya que se producirían ciertos cambios estéticos en una de las principales atracciones turísticas de Sevilla.

Aún así, nunca se les olvida a los guías durante sus visitas por el maravilloso Barrio de Santa cruz, mencionar el origen de la plaza y todo lo que sucedió en ella. Gracias a eso, y la lápida simbólica realizada por la Facultad de Bellas Artes en 1858.

Esperamos que os haya gustado el post y ya sabéis, cada jueves de la semana más y mejor, que tengáis un buen juernes.

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Leyendas de Santa Cruz: ¿Dónde está Murillo?

Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.

Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.