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La conspiración de los Montpensier

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Antes de adentrarnos en las profundidades de la conjura de esta familia, antes tenemos que saber: ¿Quiénes son Los Montpensier?

Bien, este nombre proviene de un título nobiliario procedente de una región francesa, la pequeña población Montpensier. Este título ha pertenecido a distintas familias nobles como: la casa de Thiern, casa Beaujeau o casa Drieux. Desde 1626, este título ha pertenecido a la Casa de Orleans.

Esta es de la casa que hablaremos y la que tiene relación con la conspiración que sus miembros tramaron en contra de la familia real española.

Vayamos a 1830, cuando a Luis Felipe III de Orleans del Ducado Montpensier lo coronan como rey Felipe I de Francia, el último que llegaría a reinar en el país francófono. Sistemáticamente, sus hijos pasan a ser príncipes y herederos legítimos. De ellos destacaremos a Antonio María de Orleans, su hijo menor.

Luis Felipe I, a pesar de ser querido por el pueblo, tiene que enfrentarse a una situación muy complicada en Francia por las revueltas populares: la Revolución de 1830 y la Revolución de 1848. Así que finalmente es derrocado en 1848.

Esto provoca un horror en el menor de sus hijos, el cual albergaba grandes ambiciones. Antonio de Orleans solo pudo heredar el título de Duque de Montpensier y esto le causaba una gran infelicidad. Por ello, decidió que no importaba como, él merecía más.

Para empezar, antes de que su padre abandonase el trono, Antonio de Orleans se casó con la Infanta Luisa Fernanda, hija del Rey de España Fernando VII. Con ella tuvo diez hijos. En 1848 se instalan en España huyendo de la Revolución Francesa.

En 1868, durante la Revolución Española comienza a conspirar con Juan Prim en contra de su propia cuñada, la Reina Isabel II. Finalmente, él mismo ordenaría el asesinato de Juan Prim.

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Entre 1869 y 1870, Enrique de Borbón Duque de Sevilla y primo de Isabel II, publicó panfletos en contra de su primo Antonio de Orleans, así que éste le reto en un duelo. Finalmente, Antonio acabó con la vida de Enrique.

Al pertenecer a la familia real y siendo Antonio de Orleans capitán militar, se formó un consejo de guerra y Antonio de Orleans fue sentenciado a un mes en prisión por “muerte accidental”.

En 1870 se somete a votación el sucesor al trono, siendo él uno de los posibles. Pero los resultados nombran ganador a Amadeo de Saboya, que reinaría hasta 1873 como Amadeo I. Con muestras de estar poco complacido y mostrando una actitud contraria a la decisión, por lo que tuvo que ser desterrado.

Más tarde regresaría a España, un año después de la coronación de Alfonso XII, hijo de su cuñada Isabel II y esposo de su hija María de las Mercedes.

Sus intenciones de ser rey fueron frustradas, pero, en su interior, sintió que obtuvo una victoria al conseguir que su hija se convirtiera en Reina Consorte de España.

Antonio de Orleans fallecería en 1890 a los 65 años, siete años antes que su esposa, pero después de haber enterrado a la mayoría de sus hijos.

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La conspiración de los Montpensier

Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.

Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.