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Isbiliya, capital de Al-Andalus

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Solemos pasear por las preciosas calles de nuestra ciudad sabiendo que, en 1248, Sevilla se rendía a las tropas castellanas capitaneadas por Fernando III, rey de Castilla y León. Después de muchos meses de asedio caía la penúltima gran urbe de Ál-Ándalus. Seis siglos de época islámica en nuestra ciudad y no observamos ni valoramos lo suficiente aquellos monumentos, edificios, y muralla que nos ha dejado esta gran cultura de antaño.

Pero para hablar de estas obras de arte hay que remontarse a la segunda mitad del siglo VII, debido a la lucha por el poder que enfrentaba a la aristocracia visigoda. Cuentan los cronistas que, a principios del siglo VIII, durante el reinado de Witiza (700-710), a su muerte, a pesar de haber nombrado como herederos a sus hijos, los nobles y prelados eligieron como rey a Rodrigo (710-711), con lo que se inició una guerra civil entre éste y los partidarios de Akhila, hijo de Witiza, que contaba con el apoyo de de su tío, el obispo de Sevilla, Oppas. La guerra se decantó a favor de Rodrigo y cuando éste debió partir hacia el Norte a combatir una rebelión de los vascones, el conde don Julián, gobernador de Ceuta, y el obispo Oppas acudieron a Musa ibn Nusair, más conocido como Muza, gobernador del Califato de los Omeyas en el Norte de África, para que ayudara a Akhila a subir al trono. Muza colaboró enviando a Tariq ibn Ziyad al mando de un ejército de bereberes y africanos que desembarcó en Gibraltar de 711.

Para enfrentarse a los musulmanes, Rodrigo debe aceptar la participación en él de los witizianos, debido a los diferentes conflictos que hay en el reino, no le es posible reunir más tropas. Así, sin saber del pacto entre los partidarios de Witiza y los musulmanes, parte al combate contra los supuestos invasores y se enfrenta a ellos entre julio de 711 en la batalla de Guadalete. En ella, los witizianos, a los que Rodrigo ha encomendado el mando de las alas, abandonan la lucha, dejando al soberano en inferioridad numérica y táctica, lo que precipita la derrota de su ejército, no apareciendo nunca el cadáver de Rodrigo, al contrario que el de su caballo.

La ocupación musulmana no comenzó hasta un año después, en el 712, cuando Muza entró en la localidad sin tener que combatir por ella ya que aquellos que no aceptaban su conquista huyeron. Muza parte de Sevilla dejando al mando de ésta a la comunidad judía, que se había prestado a colaborar con él. Inicialmente, entre los años 713 y 716, Sevilla fue la capital administrativa de Al-Andalus, que durante la Edad Media estuvieron en manos de los musulmanes y que se estructuraron como un emirato dependiente del califato de Damasco. Los musulmanes adaptaron a sus usos el antiguo palacio real visigodo y transformaron en mezquitas algunas de las iglesias cristianas; la nueva aristocracia, formada por los clanes familiares de los conquistadores árabes, se incautaron de las mejores tierras. A los cristianos se les permitió mantener su religión a cambio de que pagaran un impuesto personal y sobre sus tierras, un tributo que desaparecería si se convertían al islam, algo que mucho de ellos no tuvieron mayor problema en hacer. Esta tolerancia religiosa y el ser menos los invasores que los invadidos, propició la convivencia de ambas comunidades dentro de un entorno no demasiado hostil.

En el siglo IX, Sevilla vio aumentar el número de su población árabe, un aumento que significó, étnica y culturalmente, una gradual arabización de la población sevillana. Es también a mediados de esta centuria, en el 844, cuando la ciudad es saqueada por los normandos, llegados hasta ella a través del río Guadalquivir. Con el objetivo de evitar un nuevo ataque, el emir cordobés Abderramán II ordenó que se reforzaran las defensas de la ciudad, para lo cual se levantó una nueva cerca sobre la muralla romana.

1. Vistas de la muralla en el tramo de la Macarena.
El rey Fernando III entrará a la ciudad por la puerta de Goles, desde entonces también se le conocerá como ¨Puerta Real¨. Durante la Edad Media Sevilla sería considerada como una de las mejores ciudades amuralladas de Europa. Tras la conquista cristiana esta fortaleza perderá su función defensiva, sirviendo desde entonces para contrarrestar las múltiples crecidas del rio y para el control de acceso de personas y mercancías.

De estas fechas, procede también la primitiva Mezquita Aljama de la ciudad, construida en el solar donde actualmente se levanta la Iglesia del Divino Salvador y de la que aún quedan algunos restos. Junto a esta mezquita, se situaba la zona comercial y administrativa de Sevilla: el zoco.

2. Antigua mezquita mayor omeya, hoy iglesia del Divino Salvador en la Plaza del Salvador, 3
La iglesia del Divino Salvador, antigua mezquita mayor de Ibn Adabbás se construyó entre el 829 y el 830. Asentándose sobre los restos de edificio romano y visigodo. Fue la mezquita más grande de la ciudad hasta que en el 1182 los almohades crearon la mezquita mayor. Tras la Reconquista de Sevilla en Fernando III situó la catedral en la antigua mezquita mayor de la ciudad. Posteriormente, cristianizó la mezquita de Ibn Adabbás con la advocación del Divino Salvador del Mundo.

A continuación, la ciudad vivió una serie de conflictos, entre los años 900 y 913, Sevilla fue una ciudad independiente, aunque, debido a las peleas entre los distintos clanes familiares, no tardó en volver a estar bajo la órbita cordobesa tras la llegada al poder en el 912 de Abderramán III. En diciembre del año 913, la ciudad se rinde a las tropas de este emir. Este califato, que durará más de un siglo, hasta el 1031, tuvo al final entre los años 1009 y 1031 un período de gran inestabilidad, con continúas fitnas y revueltas. Tras su fin, el territorio se disgregará en diferentes reinos de taifas, pasando Sevilla a ser capital de uno de ellos. No obstante, la ciudad ya venía siendo independiente desde el año 1027.

3. Real Alcázar en el Patio de Banderas.
Fue Abd al-Rahman III quien mande destruir las murallas y puertas de la ciudad para evitar levantamientos, e intentos de secesión en la ciudad de Isbilia contra el emirato. El Real Alcázar fue construido entre los años 913-914 por este primer califa andalusí. Durante los siguientes siglos, le fueron añadidos diferentes palacios y jardines por los soberanos musulmanes. Se conservan algunos vestigios de arte islámico y, de la etapa posterior a la conquista castellana, un espacio palaciego mudéjar y otro de estilo gótico.Se conservan algunos vestigios de arte islámico y, de la etapa posterior a la conquista castellana, un espacio palaciego mudéjar y otro de estilo gótico.

El primer rey de la taifa de Sevilla fue Abu Qasim Muhammad (1023-1042). Su sucesor, su hijo Al-Mutadid (1042-1069), pasaría a la historia como un hombre cruel. Pero también como el soberano con quien Sevilla vivirá un gran desarrollo, correspondido con una ampliación del reino, al anexionarse el Sudoeste peninsular (las taifas de Mértola, Huelva, Algarve, Niebla, Algeciras, Silves, Morón de la Frontera, Ronda y Carmona). Sevilla será así una de las tres grandes taifas de la Península, junto a las de Zaragoza y Toledo. A cambio, esta expansión territorial debilitó en gran medida su taifa, la cual se vio obligada a pagar tributos desde el año 1063 al reino de Castilla, gobernado entonces por Fernando I (1029-1065).

A la muerte de Al-Mutadid, sube al trono su hijo Al-Mutamid (1069-1091), un culto soberano que, a la vez que poeta, se preocupaba por los aspectos militares de su reino. Continuó la expansión territorial llevada a cabo por su padre y, al final de su reinado, la taifa de Sevilla llega por el Este hasta el Mediterráneo, incluyendo la ciudad de Murcia, conquistada en 1078. Anteriormente, en el 1070, había conquistado Córdoba, capital de la taifa del mismo nombre. Sin embargo, no lo hace para liberarla, sino para anexionarla a su reino, situando en ella a su hijo como gobernador. Éste, en el año 1075, es asesinado al volver a ocupar esta ciudad el reino de Toledo. Sin embargo, dicha reconquista duraría poco, y, en el 1078, Al-Mutamid toma de nuevo Córdoba, permaneciendo ya esta ciudad bajo el dominio sevillano hasta el año 1091, cuando la invasión almorávide termina con los reinos de taifas. En esta época, Sevilla logró tener un alto grado de desarrollo cultural que, gracias a la generosidad de su rey poeta, atrajo hasta ella a un gran número de artistas.

Al-Mutamid continuó pagando tributos al rey castellanoleonés Alfonso VI. Sin embargo, ante la mayor presión que éste ejercía sobre las taifas musulmanas y que culminó con la reconquista de Toledo, la antigua capital visigoda, en el año 1085, los soberanos de las taifas de Badajoz, Granada y Sevilla deciden solicitar ayuda exterior y llaman en su auxilio a los almorávides. Sin embargo, contra lo que esperaban los reyes de las taifas peninsulares, los almorávides, al constatar la debilidad de éstos, parte de la cual venía de los constantes enfrentamientos que mantenían entre sí, decidieron conquistar todo Al-Andalus, haciendo desaparecer las distintas taifas. En el año 1091, Sevilla cae en manos de las tropas almorávides y su señor, el emir Tasufin (o Taschfin, según la fuente), apresa y envía al rey sevillano Al-Mutamid a una prisión en el Norte de África, cerca de la ciudad de Tánger.

Comienza así, en el 1091, el período de dominación almorávide de Sevilla, el cual se extendería hasta el año 1147. Estos duros guerreros dejaron de pagar tributos a Castilla e impusieron la vuelta al cumplimiento de las obligaciones señaladas por el Corán. Tras el saqueo inicial de Sevilla, los almorávides hicieron de ella la capital occidental de Al-Andalus, mientras que la capital de su imperio continuaría siendo Marrakech. Tras derrotarlos en África, los almohades continuaron la lucha en Al-Andalus, desembarcando en Cádiz en 1146 y ocupando Sevilla en 1147.

4. Castillo de San Jorge en Plaza del Altozano.
El Castillo de San Jorge, no se sabe a ciencia cierta, pero se cree que fue erigido por los visigodos. Levantaron los muros del castillo para proteger a la población de los ataques de Leovigildo. Se conoce que en 1171, Abu Yacu Yusuf, el rey de Sevilla, mandó que el puente de barcas se agarrase al muro del castillo. Ésta sería la única conexión de Sevilla, con Triana, el Aljarafe y la Sierra Norte. Las primeras menciones históricas están datadas en 1178 y hacen referencia a la invasión del infante Don Sancho contra los moros de Sevilla, atacando el Castillo de Triana. En 1247 estos ataques continuaron por parte de San Fernando y un año más tarde pasó a manos de los cristianos.

La llegada de los almohades, poseedores de un pensamiento más abierto que el de los almorávides, significó para Sevilla la época de mayor brillantez de su período islámico, alcanzando su culmen durante el reinado de Abu Yacub Yusuf (1163-1184). En la actualidad, casi todos los monumentos y restos musulmanes que quedan en la ciudad pertenecen a este período. Durante él, se construyó la nueva Mezquita Aljama con su alminar, conocido hoy como la Giralda.

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5. Antigua mezquita mayor almohade, hoy Catedral.
Las obras de la nueva mezquita aljama comenzaron en el año 1172. Las obras quedaron interrumpidas cuando el califa volvió a Marrakech y sólo seis años después (1182) se instauró este templo como mezquita aljama de Isbiliya de la capital de al-Andalus. El primer sermón o jutba se pronunció el viernes 30 de abril de 1182. En 1184 se reanudaron las obras, quedando la sala de oración integrada en una de las alcazabas del área palatina y, construyéndose el alminar (Giralda) en la confluencia de la muralla con el templo en el lado este del edificio. El califa Abu Yaqub murió ese mismo año, quedando paralizadas las obras.

Su sucesor Abu Yusuf, reemprendió la construcción de la mezquita aljama en el 1188, a partir de esta fecha se completó el alminar y el sahn (patio de abluciones), además se repararon las naves este, norte y oeste del oratorio, ordenándose también el exterior del edificio. En el año 1196, Abu Yusuf mandó ensanchar el patio de abluciones, ya que para entonces parece que el oratorio se había quedado pequeño y la gente sólo podía asistir a la oración en el patio. Dos años después, las obras estaban definitivamente concluidas.

6. Patio de los Naranjos de la Catedral.
Hoy en día se conserva de forma parcial el sahn –patio de los Naranjos– y el alminar –Giralda-; la sala de oración subsiste debajo del templo gótico. Estaba orientada de norte a sur. La qibla (muro que orienta la oración) se encontraba en el muro meridional, hallándose el mihrab(nicho) debajo de la actual capilla de Ntra. Sra. de la Antigua. El sahn conserva las galerías (riwaq) originales.

7. Giralda.
En cuanto al alminar, es un edificio excepcional no sólo por sus dimensiones, que en el momento de su construcción era prácticamente único, sino también por su originalidad artística que ejemplifica un cambio estético radical en esta época. La base de la torre de sillares, es atribuida a Ahmad b. Baso, mientras que el resto es de ladrillo, a Ali Gomarí. El alminar estaba rematado por un yamur formado por cuatro bolas de oro.

Una vez conquistada Isbiliya por los cristianos en el año 1248, la mezquita mayor se convirtió en templo catedral, llamándose iglesia de Santa María. La conversión de mezquita a iglesia significó: – La eliminación de todos los objetos muebles propios del culto musulmán, esto es, maqsura, mimbar, coranes, etc. – El templo cambió su orientación, que originalmente era norte-sur y que cambió a este-oeste.

Durante el gobierno del sultán Alí Ibn Yúsuf entre los años 1106-1143 cuando se lleve la mayor ampliación del recinto amurallado siendo prácticamente duplicado alcanzando un perímetro de siete kilómetros, con 166 torres, 13 puertas y 6 postigos que envolvían una superficie de 300 hectáreas. Las murallas subsistieron hasta el siglo XIX en que fueron parcialmente derribadas tras la revolución de 1868, conservándose en la actualidad algunos paños en el barrio de la Macarena, Jardines del Valle, Jardines de Murillo y en el entorno del Real Alcázar principalmente.

8. Torre de la Plata en la C/ Santander
La coracha, o Torre de Plata enlazaba diferentes torres albarranas con la muralla principal, que terminaba en la Torre del Oro; y se terminó el puente de barcas de los almorávides que cruzaba el río Guadalquivir. Se trata de una torre de planta octogonal de lados irregulares en la cual se sabía de la existencia de dos dependencias: una situada en planta baja, sobre la que se situaba una en planta principal con salida a la cubierta superior, cerrada por un antepecho almenado. No obstante, las obras de restauración han descubierto un espacio inferior que servía de aljibe para la recogida de aguas.

9.Torre del Oro en el Paseo de Cristóbal Colón
Se construyó en los años 1220 y 1221. ​Con su construcción se dio por completado el sistema defensivo de la ciudad almohade y fue el punto más importante, ya que defendía al puerto. Cerraba el paso al Arenal mediante un tramo de muralla que la unía con la Torre de la Plata y a través de la actual calle Santander con la Torre de Abd el Aziz o Torre de Santo Tomás, y de allí al Alcázar. Formando parte de las murallas de Sevilla que defendían la ciudad y el Real Alcázar. Su nombre en árabe era Bury al-Dahab​. Tras la restauración de 2005 se atribuyó a una apariencia dorada dada por una mezcla de mortero de cal y paja prensada que la recubría.

Recordando por última vez que perímetro urbano de Sevilla era muy extenso en 1248, año en el que se produce su reconquista por las fuerzas cristianas al mando de Fernando III el Santo, quien se encontraría con una enorme ciudad dotada de un notable número de mezquitas repartidas por todo su interior; mezquitas que en un primer momento y como medida de urgencia serían consagradas de inmediato al culto cristiano para el uso religioso de la población resultante tras el nuevo marco social y político surgido a partir de la toma de la ciudad. Iglesias gótico-mudejares del siglo XIII.

10. Iglesia de Santa Marina en C/ San Luis.
Las portadas de estas iglesias, realizadas en piedra tallada, de pequeñas dimensiones y con arquivoltas de arcos apuntados, suelen ser siempre dos: una principal a los pies de la iglesia y otra sobre uno de los laterales. Se presentan adelantadas sobre el paramento general de ladrillo, con algún arco exterior labrado con los clásicos dientes de sierra o puntas de diamante, y enmarcadas en alfiz rectangular.

En algunos casos la portada principal muestra una decoración mudéjar especialmente interesante, combinando elementos decorativos en ladrillo -con dibujos de rombos verticales sebka sobre arcos ciegos entrelazados- con otros de piedra tallada como los canes superiores con forma de cabeza de león que sostienen el tejaroz con que se protegen, o las figuras de santos sobre peana y con doselete que presentan a ambos lados de la puerta.

¿Qué os ha parecido? ¿Habéis aprendido algo más acerca de la historia de nuestra ciudad?

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Isbiliya, capital de Al-Andalus

Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.

Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.