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#BEYONDTHEWALL: Hospitales Extramuros

Hospital San LazaroHospitalsanlazaroHospital Cinco Llagas

Más allá del muro, o sea, de los límites que no traspasa el turismo y que incluso el sevillano ignora o simplemente cree que no hay algo de valor, como les pasa a los habitantes de Poniente con los Snarks y los Grumpkins… resulta que sí, que hay joyas de inestimable valor, muy desconocidas y, lamentablemente, algunas en un estado de abandono bastante escandaloso. Hoy prestamos atención a dos hospitales esenciales en la historia de Sevilla situados al norte de la Muralla.

El hospital de San Lázaro es el más antiguo, y probablemente el más de sconocido de la ciudad, pese a que es un ejemplo único de institución hospitalaria que lleva funcionando como tal e ininterrumpidamente desde 1248, el año de su fundación, acercándose al octavo centenario de su existencia. Fernando III y Alfonso X impulsan la fundación en este lugar de un espacio para la curación de leprosos y otros enfermos infecciosos. Se acomete para ello la construcción de varias casas provisionales y luego de un edificio en estilo mudéjar que reaprovecha una torre defensiva de factura islámica, llamada de los Gausines, una estructura rectangular muy alterada a lo largo de los siglos, situada en la zona de acceso, cuya fachada que data del siglo XVI y es obra manierista de Hernán Ruiz. En torno a un patio central de estilo mudéjar, construido en ladrillo, se distribuye el edificio, que debido al constante uso durante tantos siglos ha sufrido muchas remodelaciones, pero sigue siendo un magnífico ejemplo del renacimiento en Sevilla.

El lugar está situado a unos dos kilómetros del recinto amurallado y era un espacio ocupado por amenas huertas, lo suficientemente alejado como para ser un lazareto, pero bien comunicado con la urbe por la calzada de origen romano y cercano al río, porque se creía que la humedad favorecía a estos enfermos, que por otra parte, tenían que avisar su presencia al resto de la población entrechocando unas tablillas que llevaban consigo.

Algunos datos curiosos e interesantes:

Existió además una romería a la Iglesia de San Lázaro, santo patrón no sólo de los leprosos sino de mendigos y enterradores. En el siglo XVI se funda la hermandad de la Humildad y Paciencia, que luego se fusiona con la de la Cena. En el siglo XVII cumplió un importante papel, atendiendo a los apestados, especialmente durante la terrible epidemia de 1649, que dejó a la institución ahogada en deudas, y, curiosamente, pleiteando con la Casa de Alba por los beneficios de unas almadrabas de atún. El Hospital pertenece a la Junta de Andalucía desde que la Diputación Provincial le cedió la propiedad, pero ninguna administración se hace cargo del mantenimiento y recuperación de este bien cultural y patrimonial. La Iglesia está en pésimas condiciones de conservación, cerrada a cal y canto desde hace 17 años, ni siquiera hemos podido encontrar fotos de su estado actual. De su rico patrimonio parece que sólo queda el retablo, no hay noticias de dónde están y de qué ha sido del resto de obras, entre ellas, pinturas de Villegas Marmolejo. La pila bautismal de cerámica vidriada del siglo XIV se puede admirar en la planta baja del Museo de Bellas artes, y nos da una idea de la riqueza que albergaba de esta Iglesia gótica, que nos tememos haya sido expoliada casi por completo. Este templo se usa actualmente como almacén.

Hospitalsanlazaro

Un caso completamente distinto es el Hospital de las Cinco Llagas, hoy sede del Parlamento Andaluz. Catalina de Ribera, junto con su hijo Fadrique, de una de las más nobles e importantes familias de la ciudad, funda un hospital en el 1500 para atender a mujeres pobres. Ese hospital, situado en la calle Santiago, se les quedará pequeño muy pronto así que en 1540 comienzan a construir este hospital, en el que Fadrique, ya fallecida su madre, gastará una fortuna. En aquel momento fue el edificio más grande de España y durante 200 años será el hospital más grande de Europa: tenía 3000 camas, modernísimas condiciones higiénicas (como cloacas y abastecimiento constante de agua limpia por un acueducto) y funcionó como hospital hasta 1972, durante más de 400 años. Lo terminó el maestro Hernán Ruiz. De un refinamiento exquisito, su racionalidad y mesura sirvió de exponente de una nueva arquitectura, en contraste con la abigarrada y caótica ciudad medieval de intramuros que era la Sevilla de su época; y representa una de las mejores muestras de la arquitectura renacentista en toda Andalucía. La influencia italiana se hace evidente en su simetría e insuperable clasicismo. La portada es manierista de principios del siglo XVII, y ostenta el escudo de la casa Ribera y las Cinco llagas de Cristo. Tiene en su interior, en uno de los patios, y construida exenta una Iglesia, de altura mayor que el resto del edificio, también renacentista de la que se conserva el retablo, y que es el salón de plenos del parlamento.

Su estado de conservación es óptimo en este caso, siendo como es, lugar de trabajo de nuestros políticos, pero salvo la fachada, el edificio es un gran desconocido para la mayoría de habitantes de Sevilla. Y ésta es nuestra primera aportación al reto #BeyondTheWall, orquestado por Really Discover y en el que tantas empresas dedicadas a turismo cultural estamos participando.
El hospital pasó su peor época durante la gran peste bubónica de 1649, en la que murió la mitad de la población de la ciudad (60.000 muertos) y que traería como consecuencia la hambruna y una grave crisis económica de la que la ciudad tardaría siglos en reponerse. Durante esta peste murió el administrador del hospital, el secretario, el barbero y muchos de los curas, pues administraban la extrema unción a los enfermos y todo el personal sanitario excepto uno… Tenemos descripciones tanto escritas como pictóricas de aquella peste en este lugar. Pese a las tres mil plazas con que contaba el hospital no podían atender a todos los enfermos, que se amontonaban en esta explanada esperando una cama y cuidados médicos. Estaban tan desbordados que en la explanada, hoy ajardinada, que se extiende ante la fachada, enterraban sobre la marcha a los que morían, en una gran fosa común. Imaginen el horror, el hedor, y el terrible escenario, unos agonizando, otros llorando, aquel confesando a gritos sus pecados. Alguno hubo que viendo como arrastraban los cuerpos para arrojarlos a la fosa, bajó su camastro al carnero, y se echó en él a esperar la muerte. En este hospital se atendió a más de 26.000 personas, la mayoría de las cuales murieron.

Hospital Cinco Llagas

#BEYONDTHEWALL: Hospitales Extramuros

Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.

Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.