EN | ES
EN | ES

Leyendas de Santa Cruz: Calle Vida

Calle Vida 1Calle Vida 2Calle Vida 3

Si visitáis los Reales Alcázares de Sevilla, a su salida os encontraréis en el Patio de Banderas. Si no dais un paso más y, aún en el interior del patio, os dirigís a la derecha, encontraréis la Calle Judería. Estrecha y con aires de estar encantada, nos lleva a una de las puertas de acceso al antiguo barrio judío: Santa Cruz.

Tras cruzar esas puertas, nos encontramos en una calle que en contraste con su paralela llamada Calle de la Muerte (también conocida como Calle Susona), ésta se llama Calle Vida.

Hoy, con este post, queremos explicaros una de las leyendas de este barrio misterioso. Pero, ya sabéis, toda leyenda tiene algo de historia.

Viajemos a finales del S.XIV, concretamente a 1390. Enrique III de Castilla, conocido como ‘El Doliente’, sube al trono. Escasos 30 años atrás, el Rey Pedro I (rey legítimo del trono de Castilla) y Enrique Trastámara (Enrique II, rey bastardo) se habían enzarzado en una disputa mortal por el trono de Castilla.

La situación política era algo compleja, ya que Enrique II había hecho muchas promesas al Clero y la Nobleza, de devolverles sus privilegios. Esto sumió al reino en una enorme crisis.

Esta situación mejoró durante el reinado de Enrique III, pero, ya era demasiado tarde. Tantos años de crisis y descontento produjeron una explosión: Revuelta antijudía de 1391.

Este movimiento antijudío provocó ataques contra los barrios judíos por todo el reino, destacando las de Sevilla, Córdoba, Toledo y Barcelona. Durante éstas, hubo saqueos, incendios, matanzas y conversiones forzadas.

Se considera que el principal motivo era el descontento del pueblo ante su situación de pobreza y la constante riqueza opulenta de lo judíos, quienes vivían a placer, según los cristianos. Lo que consideraban es que los judíos vivían en esos barrios por obligación, rodeados de muros, con toques de queda y encerrados durante toda la noche. Si se producía un incendio, los judíos no podían salir del barrio, todos los accesos estaban cerrados por la noche.

Sin embargo, también se baraja el motivo de la superstición. ¿Qué quiere esto decir? Para los cristianos, no tenía sentido que los judíos no sufrieran tantas enfermedades como sufrían ellos: lepra, peste negra, escorbuto, tuberculosis, viruela, gota… etc. Muchas de estas enfermedades se producen por la falta de higiene, pero eso es algo que no se sabía en la edad media.

Calle Vida 2

Los judíos tenían costumbres de higiene al igual que los musulmanes, romanos y griegos: higiene personal diario o casi diario, mantener las calles limpias y enterrar a los difuntos a las afueras de la ciudad.

Los cristianos no mantenían esas costumbres de higiene. Según los médicos, lavarse a menudo podía quitar la protección natural de la piel, por lo que algunos, se bañaban menos de dos o tres veces al año. Las heces y orines se tiraban por la ventana a la calle, la gente debía apartarse si no quería acabar oliendo a excrementos. Al igual que los desperdicios de la carne y el pescado, se tiraban a las calles.

No solo eso, sino que, a los difuntos, si no se podía pagar el entierro, se les enterraba en el patio de casa o, como sucedía con los vagabundos, se dejaba que sus restos se pudrieran en las calles.

Si lo pensamos desde un punto de vista actual, es lógico que los judíos no sufrieran ese tipo de enfermedades. Pero, a los ojos de los cristianos, se trataba de brujería o que los judíos habían estado envenenando el agua.

¿Qué tiene todo esto que ver con la Leyenda de la Calle Vida? Pues bien, se cuenta que cuando los cristianos entran en el Barrio Judío de Sevilla en 1391 para arrasar con la comunidad, éstos lo hicieron de noche, entrando con sigilo y cerrando todas las salidas del mismo para que ni uno de ellos pudiera escapar. En cada una de esas puertas, se colocó a un guarda.

Pues, cuenta la leyenda de esta macabra noche, que uno de los guardas olvidó sin querer o queriendo, cerrar una de las puertas y, a través de ella, algunas de las familias judías lograron escapar del fatídico final.

Esa puerta existe aun actualmente, y es la que conecta la Calle Judería con el Barrio de Santa Cruz. Por ello la calle recibe el nombre de vida, porque todos aquellos que lograron escapar de ese cruel destino obtuvieron: La Vida.

Bueno, esperamos que os haga gustado este post. En los próximos os hablaremos de otras leyendas de Santa Cruz como la Calle Susona, Calle Pimienta o la Plaza de Santa Cruz.

Calle Vida 3

Leyendas de Santa Cruz: Calle Vida

Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.

Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.